Juan Arredondo Acuña: Teniente coronel de Infantería, carlista baezano, perseguido y mártir de la Tradición
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Juan Arredondo Acuña nació en Baeza (Santo Reino de Jaén) el 16 de agosto de 1880 fue bautizado en la Parroquia del Salvador. Pertenecía a una familia profundamente católica y de larga tradición militar.
Su hermano menor fue el célebre capitán Pablo Arredondo de Acuña (1890–1924), fundador de la primera compañía de la Legión Española y dos veces laureado de San Fernando, héroe inmortalizado por su sacrificio en Marruecos.
Juan, de mayor edad, representó la otra cara del heroísmo: la fidelidad silente y el martirio en la persecución religiosa. Su hijo, Pablo Arredondo Garrido, moriría después como alistado en la División Española de Voluntarios.
Ingresó en el Ejército en el arma de Infantería, donde alcanzó el rango de teniente coronel. Fue comandante militar de Úbeda y responsable de la Caja de Reclutas nº 9, donde ejerció labores organizativas y de mando.
En la vida pública de la II República se distinguió como carlista, vinculado al círculo tradicionalista de Baeza y defensor visible de la causa católica.
La prensa católica recogió ya en vida los ataques que sufrió por su militancia.
El diario El Siglo Futuro, órgano del tradicionalismo, informó el 21 de agosto de 1933 de un violento ataque contra la Juventud Católica de Baeza. En la calle San Pablo, nº 6, se celebraba legalmente una reunión para elegir la directiva, cuando turbas socialistas, capitaneadas por un teniente alcalde, asaltaron el local. En presencia de las autoridades locales —entre ellas el ministro Barnés y el alcalde Acero—, la violencia se desató y resultó gravemente herido el teniente coronel comandante militar, don Juan Arredondo, junto al comandante retirado Aracil. El periódico señalaba que la opinión pública estaba indignadísima con el atropello y que Arredondo tuvo que ser trasladado a Úbeda, ingresado en el hospital y posteriormente al hotel Turismo para su recuperación.
Este hecho confirma documentalmente su papel: militar católico, defensor de la Juventud Católica, víctima de la violencia socialista en vida.
Cuando estalló la Guerra Civil en julio de 1936, la provincia de Jaén quedó bajo dominio del Frente Popular. Como ocurrió con tantos carlistas, sacerdotes y católicos de la región, fue perseguido.
En octubre de 1936, Juan Arredondo Acuña fue asesinado por los milicianos, culminando con su vida lo que ya en 1933 se había manifestado: la saña contra los católicos y sus defensores. Su muerte se inscribe entre los mártires carlistas y católicos de la persecución religiosa en Jaén
Hoy, la memoria de Pablo, el héroe legionario, está presente en monumentos, estatuas y homenajes en Baeza y en la Legión. La de Juan, más silenciosa, permanece en las páginas de periódicos como El Siglo Futuro y en este que usted está leyendo, pero hay todavía un lugar de mayor honor, porque para Dios no somos anónimos: su Gloria, tras una vida ofrecida enteramente por Dios, la Patria y el Rey.
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