Fiesta del Santo Ángel Custodio de España: historia, teología y actualidad de una devoción olvidada



En el escudo del Santo Ángel de España se pueden ver representados los antiguos reinos de Castilla, León, Navarra y Aragón. En el centro del escudo, y en la pared, la flor de lis de la casa de Borbón.

Un ángel para cada nación


La doctrina católica sostiene que los ángeles no solo custodian a cada persona, sino también a los pueblos y naciones. La Sagrada Escritura lo sugiere cuando el profeta Daniel presenta al arcángel Miguel como protector de Israel (Dn 10,13; 12,1). Esta idea se fue consolidando en la tradición patrística: san Jerónimo recordaba que «así como hay ángeles de las iglesias, también hay ángeles de los pueblos y de las provincias» (In Danielem, c. 10).


En España, esta convicción tomó una forma muy concreta: la devoción al Ángel Custodio de la Nación Española, advocación única en el mundo católico por su reconocimiento litúrgico universal.


Los orígenes de la devoción


El germen de la devoción al Ángel de España aparece a finales del siglo XVI, en un ambiente marcado por las guerras de religión y la expansión misionera. El dominico fray Juan de los Ángeles (†1609), gran propagador de la devoción a los ángeles, insistía en que la monarquía hispánica gozaba de una especial custodia celestial para cumplir su misión providencial.


En Salamanca se documentan desde 1652 sermones y cofradías dedicadas al «Ángel de España». La devoción se expandió rápidamente, apoyada por órdenes religiosas como dominicos y jesuitas, que veían en ella un apoyo espiritual a la Monarquía Católica como defensora de la fe.


Cuarenta y nueve escudos hay en el Altar del Angel Custodio de España.


Reconocimiento litúrgico y real


El paso decisivo se dio en 1671, cuando el papa Clemente X, a instancias de España, concedió Oficio y Misa propios para el culto al Santo Ángel Custodio de la Nación. Es un privilegio único: ninguna otra nación recibió en aquel tiempo semejante concesión.


Ocho años más tarde, el 9 de junio de 1679, el rey Carlos II, último de los Austrias, promulgó un Real Decreto ordenando que se celebrase en todo el Reino la fiesta del Santo Ángel Custodio el 2 de octubre, junto con la festividad general de los Santos Ángeles Custodios. El decreto decía que España debía reconocer públicamente la protección de su ángel particular, que velaba por la fidelidad de la nación a la Iglesia.


Desde entonces, se celebró en toda la Monarquía Hispánica, tanto en la Península como en los territorios de ultramar. La fiesta estaba acompañada de procesiones solemnes, altares dedicados y cofradías con indulgencias especiales.


Iconografía y predicación


La figura del Santo Ángel Custodio se representaba como un joven guerrero alado, armado con espada flamígera, a veces con escudo que contenía la Cruz o las armas de España. En ocasiones portaba un estandarte con la inscripción «In hoc signo vinces».


Los predicadores del Siglo de Oro abundaban en la idea de que España había sido puesta bajo el amparo de este ángel para mantener la fe católica intacta. Los sermones conservados en Salamanca, Valladolid y Sevilla insisten en que España era «el nuevo Israel» y su ángel era «nuevo Miguel».


Detalle de los escudos de la parte izquierda del Altar del Ángel Custodio de España, que está en la Iglesia de San José, en calle Alcalá, 43 de Madrid. En esta parte izquierda del Altar hay 11 escudos.


La devoción en los siglos XVIII y XIX


Durante el siglo XVIII la devoción se mantuvo con vigor, especialmente en ciudades como Madrid, Granada, Valladolid y Salamanca. En 1753 la Cofradía del Santo Ángel Custodio de España en Madrid organizaba procesiones solemnes cada 2 de octubre.


El siglo XIX, marcado por la invasión napoleónica y las guerras civiles, vio un progresivo debilitamiento de este culto. El liberalismo consideró sospechoso todo lo que vinculase religión y patria, y muchos altares e imágenes del Santo Ángel Custodio fueron retirados o destruidos. Sin embargo, en ambientes tradicionalistas y carlistas siguió vivo como símbolo de la España católica frente a la revolución.


El olvido contemporáneo


En la reforma litúrgica de 1960, bajo Juan XXIII, y más tarde en la de 1970, la memoria del Santo Ángel Custodio de España fue suprimida del calendario propio, quedando absorbida en la fiesta común de los Ángeles Custodios. De este modo desapareció del calendario nacional una advocación que había tenido siglos de reconocimiento oficial.




Significado teológico y político


El Santo Ángel Custodio de España no es un simple recuerdo barroco, sino la expresión de la misión espiritual de España en la historia. Como recordó Pío XII: «La nación es una unidad moral querida por Dios, con un fin providencial en el mundo» (Discurso a la Juventud Católica, 1944).


La devoción recuerda a los españoles que su patria no es una casualidad geográfica, sino una comunidad histórica y espiritual bajo la custodia divina, llamada a ser baluarte de la Fe católica.


Actualidad de una advocación olvidada


Hoy, en tiempos de crisis espiritual y fragmentación social, el Santo Ángel Custodio de España adquiere nuevo sentido. No como un ornamento del pasado, sino como una llamada a reconocer que la vida de las naciones también está bajo el juicio y la protección de Dios.


Rezar al Santo Ángel Custodio de España es pedir por la unidad católica de nuestra patria, por la fidelidad a la fe y por el cumplimiento de su misión histórica. Su jaculatoria sencilla pero profunda conserva toda su fuerza:

 «Santo Ángel Custodio de España, rogad por nosotros».




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