¡QUÉ SON LOS FUEROS!

 


     Dentro del espectro político actual, de teatral rivalidad cainita, resuenan cantos de sirena que baldosan el surco de la bandera rojigualda, tanto sea para un evento deportivo como para la recolección de votos descontentos. 

     Sean cuales fueran los bardos, la letra entona el centralismo como razón de ser de esta neoespaña de transición, que busca un destino antinatural, tenga o no corona esta república de facto. 

     Es de entender, pero no de disculpar, las procesiones laicas tras semejantes estandartes, cuando el único objetivo es el de combatir a la izquierda. No deja de ser, no ya la cara, sino el canto de la misma moneda.  Y digo que es comprensible la ignorancia de qué es España, una vez que los pensamientos han sido, generación tras generación, abducidos por el régimen del 78, para convertirse en esa papilla ahistórica que toma el  Neflixt como oráculo de la verdad. Pero, al fin y al cabo,  ignorancia culpable y lesiva. 

      Y es que la lectura se ha convertido en un hábito de rareza, en el que un  Twiter ya parece una obra de Tolstoi. Solamente esta catástrofe cultural, ya convertida en pandemia real,  puede explicar cómo la lectura no llega más allá de la segunda proposición del tetralema que nos anima: los fueros. 

     De la constitución natural de las Españas a los Estatutos de Autonomía; de las nuevas opciones revolucionarias de suprimir semejantes entidades al ya todo da igual. Es decir: del centralismo cuya variante es sólo territorial (autonomías) a macro centralismo (Madrid), donde las libertades son suprimidas de igual modo. No me refiero a los sucedáneos navarro y vasco, pretextos de oligarcas del caciquismo del siglo XXI venidos a representantes públicos, en absoluto. 

     Me refiero a los fueros, únicos  garantes de las libertades públicas, no una urna, lo  único que  desborda el derecho, integrando otras dimensiones que lo convierten en una realidad plenaria central en la tradición jurídica (aunque no sólo) hispánica: que tiene un aspecto filosófico fundante y que  presenta una dimensión jurídica plenaria (palabras de Elías de Tejada). Porqué están en juego las libertades, no la libertad abstracta que poco más allá va de ser un consumidor guiado por el más burdo conductismo. ¡No!, porque la sociedad no es la suma de individualidades cual granja orwelliana. 

Comentarios

Entradas populares