ANTE LA CONGOJA DE LA CEE POR LA HUÍDA DEL ANTERIOR JEFE DEL ESTADO ESPAÑOL

 


     Ante la huida de España del anterior Jefe del Estado (D. Juan Carlos Alfonso Víctor María de Borbón y Borbón) y fijar su residencia en los Emiratos Árabes Unidos, la Conferencia Episcopal Española emitió un comunicado de alabanza, no sólo del huido, sino también del sistema constitucional de 1978; dentro del cual cabe resaltar el siguiente párrafo:



     Ahora explicitada la oposición al Reinado Social de Cristo en este Comunicado oficial (una vez más), como puerto de llegada de declaraciones personales del episcopado español a lo largo de estos últimos 42 años, se vuelven a enarbolar los valores (imposibles las virtudes) constitucionales de los artículos que, según el episcopado, salvaguardan la fe. 

     Transcribimos los artículos en cuestión con el argumentario  episcopal (en verde) dado a través de un medio de comunicación de su propiedad:

Artículo 14

Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social.

Por tanto, todos somos iguales ante la ley según nuestra constitución vigente. Seas católico, musulmán o judío. No se trata de forma distinta a nadie por profesar una religión u otra.

Artículo 16

1. Se garantiza la libertad ideológica, religiosa y de culto de los individuos y las comunidades sin más limitación, en sus manifestaciones, que la necesaria para el mantenimiento del orden público protegido por la ley.

2. Nadie podrá ser obligado a declarar sobre su ideología, religión o creencias.

3. Ninguna confesión tendrá carácter estatal. Los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia Católica y las demás confesiones.

Fácil: todos podemos creer en Dios sin que nadie nos pida cuentas por ello. Y los 'poderes públicos' -la justicia, el gobierno, los legisladores...- tendrán en cuenta a la Iglesia Católica y los acuerdos, por tanto, establecidos con la Santa Sede. Además cabe destacar el "tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española" que históricamente, tradicionalmente y culturalmente son las creencias cristianas.

Artículo 27

1. Todos tienen el derecho a la educación. Se reconoce la libertad de enseñanza.

2. La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana en el respeto a los principios democráticos de convivencia y a los derechos y libertades fundamentales.

3. Los poderes públicos garantizan el derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones

Los padres españoles tienen libertad para elegir el colegio donde van a ser educados sus hijos, y los profesionales de la educación tienen derecho a establecer la enseñanza que ellos interpreten oportuna. Por tanto la constitución garantiza que pueda haber colegios religiosos y que los padres pueden elegir que sus hijos acudan a sus clases.

Es muy importante el segundo punto aunque no mencione explícitamente la religión, porque el Estado debe garantizar que las personas puedan desarrollarse y aprender lo que es la libertad. Un tercer punto hace mención especial a que, de nuevo los poderes públicos, garanticen que los padres puedan recibir una formación religiosa y moral. Más claro agua.

     Es fácil descubrir las raíces racionalistas o modernistas de esas proposiciones. A ese error se agrega el indiferentismo del Estado en materia religiosa; el Estado establece por principios que no es capaz (agnosticismo) de reconocer la verdadera religión como tal y que debe acordar la misma libertad a todos los cultos. Aceptará, eventualmente, conceder a la religión católica una preeminencia de hecho, porque es la religión de la mayoría de los ciudadanos, pero reconocerla como verdadera, sería, dicen, querer restablecer la teocracia; pedirle juzgar la verdad o falsedad de una religión sería, en todo caso, atribuir al Estado una competencia que no tiene. 

   

     Monseñor Louis-Édouard-François-Désiré Pie

     Ese error profundo, Mons. Pie (todavía no cardenal) se atrevió a exponerlo, así como la doctrina católica del Reinado social de Nuestro Señor Jesucristo, al emperador de los franceses, Napoleón III. En una entrevista memorable, con un valor enteramente apostólico, dio al príncipe una lección de derecho cristiano, de lo que se llama el Derecho Público de la Iglesia. 

     

Napoleón III

     Fue el 15 de mayo de 1856, nos dice el Padre Théotime de Saint Just, de quien tomo esta cita. Al Emperador que se jactaba de haber hecho por la religión más que la Restauración misma, el obispo respondió:

     "Me apresuro a hacer justicia de las religiosas disposiciones de Vuestra Majestad y sé reconocer, Señor, los servicios que ella ha hecho a Roma y a la Iglesia, particularmente en los primeros años de su gobierno. ¿Tal vez la Restauración no hizo más que vos? Pero dejadme agregar que ni vos ni la Restauración habéis hecho por Dios lo que había que hacer, porque ni uno ni otro ha restaurado su trono, porque no han renegado los principios de la Revolución cuyas consecuencias prácticas sin embargo, combatís. Pues el evangelio social del cual se inspira el Estado sigue siendo la declaración de los derechos humanos, que no es otra cosa, señor, más que la negación formal de los derechos de Dios.

     Ahora bien, es derecho de Dios gobernar tanto a los Estados como a los individuos.

     No es otra cosa lo que Nuestro Señor ha venido a buscar a la tierra. Él debe reinar inspirando las leyes, santificando las costumbres, esclareciendo la enseñanza, dirigiendo los consejos, regulando las acciones tanto de los gobiernos como de los gobernados. Allí donde Jesucristo no ejerce ese reinado, hay desorden y decadencia.

     Ahora bien, debo deciros que Él no reina entre nosotros y que nuestra Constitución está lejos de ser la de un Estado cristiano y católico. Nuestro derecho público establece efectivamente que la religión católica es la de la mayoría de los franceses, pero agrega que los otros cultos tienen derecho a una protección igual. ¿No es eso proclamar equivalentemente que la Constitución protege por igual la verdad y el error? ¡Y bien! Señor, ¿sabéis vos lo que Jesucristo responde a los gobiernos culpables de tal contradicción? Jesucristo, Rey del cielo y de la tierra, les responde: "Yo también, gobiernos que os sucedéis derrocándoos los unos a los otros, Yo también os concedo igual protección. He concedido esta protección al emperador vuestro tío, he concedido la misma protección a los Borbones, la misma protección a Luis-Felipe, la misma protección a la República, y a vos también, la misma protección os será concedida."

El Emperador cortó al obispo:

     "Sin embargo, ¿creéis vos que la época en la cual vivimos comporta tal estado de cosas, y que ha llegado el momento de establecer ese reino exclusivamente religioso que vos me pedís? ¿No pensáis, Monseñor, que sería desencadenar todas las malas pasiones?

Replicó Mons. Pie:

     Señor, cuando los grandes políticos como Vuestra Majestad me objetan que no ha llegado el momento, no me queda más que someterme, porque no soy un gran político. Pero soy obispo, y como obispo les digo: No ha llegado para Jesucristo la hora de reinar, ¡y bien!, entonces tampoco ha llegado para los gobiernos la hora de perdurar."


Sólo cambian los personajes en el mismo teatro liberal.

Recogido en "Le Destronaron", de Mons. Marcel Lefevbre (para su descarga, pinchar aquí)

Comentarios

Entradas populares